El invento ideal

Luis David tiene la costumbre de soltarme de sopetón preguntas que me hacen reflexionar. Estamos viendo una película de ciencia ficción en la tele y me suelta: ¿Cuál es el invento tecnológico que más te gustaría que existiese?. En esos "aquí te pillo aquí te mato" la mitad de las veces no sé ni qué responderle, pero la pregunta se queda ahí, en el subconsciente, hasta que encuentra un hilo de pensamiento que la reconoce y le da respuesta.

Ya os conté que el Balneario está en un núcleo formado por cuatro pueblos, así que las dos horas que mi madre tiene ocupadas con los baños, yo me dedico a andar de pueblo en pueblo.
A mí andar me gusta, y me relaja mucho, porque vas pensando en tus cosas, hilas un tema con otro y se te pasa el tiempo sin notarlo. Cuando tenía veintitantos, andaba tres pasos y ya iba novelando algo. ¡De casa a la parada del autobús del trabajo inventaba capítulos enteros de novelas que nunca escribí! Ahora pienso en modo blog. Vamos que voy viendo cosas mientras ando y las voy "redactando" como si os las estuviese contando desde aquí. Lo malo es que luego, cuando por fin tengo el teclado a mano, nada suena igual que mientras lo iba pensando.

Hoy ha tocado darme una vuelta hasta (y por) Graena, y dos horas andando dan para mucho pensar. Por eso me ha venido a la mente aquella pregunta de Luis David y he decidido que el invento tecnológico que más me gustaría que existiera sería un "transcriptor automático de pensamiento". ¿Os imagináis un aparatito que fuera registrando todo lo que piensas y luego lo volcara al ordenador directamente a un programa de procesamiento de textos? ¿No sería algo totalmente fabuloso?
Pues eso.
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