Como lo mío con el ordenador es un vicio, de camino a la cocina no he podido resistir la tentación de encenderlo y, ya que estaba, me he dicho que tenía que hablaros de la calor, que por eso he madrugado para salir a comprar, no es que tema que se acaben las ofertas :-)
El verano en Andalucía le podrá encantar a todos los turistas del mundo mundial, pero a mí se me hace insoportable. Llevo muy mal el tema del calor. Me gusta muchísimo más el frío, qué le vamos a hacer. Si hace frío te pones prendas más abrigadas, si hace más, pues más te abrigas, pero si hace más calor llega un momento que ¿qué te quitas? ¿o qué te pones para que no te moleste?
Todavía no ha entrado el verano y miedo da el mapa de temperaturas máximas para la península que prevé Aemet (Agencia Estatal de Meteorología)
En Andalucía para hablar de esas temperaturas asfixiantes que se alcanzan no decimos "ha llegado el calor" sino "se ha dejado caer la calor" que es cien veces más contundente. No es que seamos sexistas en el lenguaje, es que ha llegado el calor suena liviano, algo como en tránsito, un simple cambio de temperatura, antes hacía fresquito y ahora no, suena como momentáneo. Eso en España podrán decirlo en el norte, o podrán decirlo en centroeuropa, pero aquí, que el aumento de temperatura arrasa y enseguida te sitúas en grado de alerta amarilla, naranja o cualquiera de los colores que tengan las alertas meteorológicas, cuando hablas de que ya se ha dejado caer la calor te trae a la mente una matrona oronda y sudorosa, pasada de grasas y michelines, echándose sobre ti con todo el peso de su abundancia y dejándote sin aliento (tonterías que se le ocurren a una por efecto del agobio). Lo cierto es que la calor para nosotros es como la mar para los marinos: Se han ganado el derecho de hablar de ella en femenino, como si fuera una madre, porque condiciona su existencia. Nosotros también.
A la fecha que estamos, al mediodía, entre la una y las cinco como no sea que salgas a la calle para meterte en un bar a tomarte unas cervecitas fresquitas, mal lo llevas. Y yo lo llevo fatal, porque yo soy de "darle mucho a la pata", o sea, que todo lo hago andando, y salgo de casa con un ritmillo decente pero cuando ya llevo una hora y pico haciendo cosas y se va acercando el fatídico mediodía, me doy cuenta de que voy como a ralentí y, en hacer un mismo trayecto, a la vuelta tardo cuarto y mitad más de tiempo.
Y conforme va adelantando el verano, sobre todo el mes de julio, que es mortal -gracias a Dios que en Granada en agosto ya empieza a refrescar por las noches y se hace más liviano-, la franja de día en que (si tienes opción) es mejor no salir a la calle se expande a lo bestia. Como se te den las doce del mediodía, más vale que intentes dejar para mañana temprano lo que tengas que hacer hoy. Y por la tarde, hasta las ocho ni pensar en quedar para dar una vuelta, así que, mucho sol y mucha alegría, pero estamos tan "limitados" como los países nórdicos en invierno, que a mediodía ya empieza a anochecer. Ellos se deprimen por la falta de luz y nosotros nos agobiamos por el exceso.
Todo ello sin perjuicio de los miles de turistas que pasean sus sudores por ese centro-ciudad y esa Alhambra, alegres y maravillados de lo bonita que es Granada.
En fin, este año, si Dios quiere, como no tengo obligación de salir, excepto una semanita a final de Julio que tengo previsto pasar con mi prima MariCarmen en Sitges (Dios me pille confesá con el calor húmedo de Barcelona, pero se compensa por las ganas que tengo de verla) voy a pasar el veranito metida en casita, al fresquito, entre los ventiladores de techo y el aire acondicionado del salón o la habitación del ordenador -a 25º o 26º, que es mi temperatura ideal y se consume poquito- y para las noches ya estoy limpiando y poniendo en orden la mini-terracita para cuando baje un poco la temperatura, que vienen siendo las doce de la noche.
Cuando vives en sitios de veranos sofocantes piensas que al que inventó el aire acondicionado deberían hacerle un monumento o, como poco, nombrarle prohombre de la patria. Por muchos trucos que te inventes, como tender una sábana chorreando en la terraza del salón para aprovechar que mientras se evapora el agua se refresca el ambiente. Antes de ponerlo en casa ¡anda que no he sacado veces un colchón a la terraza para intentar dormir algo por la noche! y pocas noches que pasas en duermevela, por mucho que uses truquillos como vaporizar agua sobre las sábanas, porque no hay manera de conciliar el sueño con el calor, hasta que sobre las seis de la mañana empieza a refrescar. Y eso que mi piso da al noreste, con lo cual el sol solo le da de lleno hasta las once y pico de la mañana, que no quiero ni pensar lo que estarán empezando a sufrir los del otro lado del bloque, que tiene solana todo el día.
Hace algunos años, cuando aún trabaja a jornada fraccionada (o sea, por la mañana y por la tarde, el peor de los turnos de trabajo en verano en Andalucía) y aún no habían hecho el bulevar de mi barrio, que estuvo décadas en proyecto y siendo un solar pedregoso, después de comer en el trayecto de mi casa a la parada del autobús del trabajo os juro que por medio del solar veía los típicos espejismos de agua titilando que se ven en las películas de aventuras cuando el prota va por medio del desierto antes de que vea las palmeras y se pregunte si son de verdad o también son un espejismo. Pues lo mismo, pero sin palmeras.
Un horror.
Y es que a mí lo que me gustaría es vivir en el norte. Las vacaciones que más he disfrutado han sido cuando hemos elegido pasar un poquito del mes de julio al fresquito: La quincena que estuvimos en Cantabria para mí fue una delicia. Pasé frío todo el que quise porque yo no había calculado que siendo la misma España habría tanta diferencia de temperatura. ¡Qué maravilla!. Y el año que pasó Luis David en Londres y su "familia inglesa" (Domi, cuánto me acuerdo de ti) me invitó a pasar una temporadita en su casa y estuve una semana en julio ¡cómo disfruté de fresquito y tiempo medio nublado!. Los diez días en Irlanda, que nos compramos unos chubasqueros finitos nada más llegar a Galway y no nos los quitamos hasta que nos montamos en el avión de vuelta en Dublin... Y es que mi temperatura ideal son los veintitantos. Veintipocos para llevar una manguita y conforme avanza el día quitártela pero sin agobiarte. Con la ilusión que me había hecho a mí la noticia que dio la tele francesa de que este año no iba a haber verano :-( ¡será allí!
Lo de siempre, que queremos lo que no tenemos. Y ¡ea! que ya me he enrollado contándoos mi vida y mira la hora que se me está haciendo, que son ya las once y como no me apure, al final me pilla de lleno la calor viniendo del Lidl cargada con la compra.
¡Feliz finde tanto si os vais al campo o a la playita como si os quedáis en casita!.
♥ ♥ ♥
Empezando por tu final...Ni campo, ni playita...casita.
ResponderEliminarTu faceta descriptiva es tan esmerada que dificilmente podría añadir algo sobre el verano de nuestra amada Graná, con esa caló, que ni las lagartijas aguantan...
Verdaderamente lo de hoy ha sido la despedida total de un invierno para algunos demasiado largo y para otros, como yo, ya añorado.
Ahí quedó el frío y aquí está ese calor reventón que te obliga a buscar sombras, aacc, refrescos o cervecitas por doquier.
Cuando nos hemos visto, tu cuñada y el que escribe, llevabamos ya casi una hora soportando a "lorenzo" estoicamente, y haciendo honor, nunca mejor dicho, al nombre de tu Blog, pues, una hora de reloj para comprar en la Marcha Verde, un kilo de cerezas, un melón y un apio...¡Ofuuuu! ¡Ya hemos tenido valor!, pero tan poca cosa nos ha hecho felices.
Ah!!! Ya que menciono a tu cuñada, me veo en la obligación casi de mencionar a su ciudad natal, Medellín (Colombia), por que si de termperaturas hablamos... Medellín es ideal y por eso se la conoce como la ciudad de la eterna primavera. Esa y otras muchas cosas la hacen una ciudad tremendamente apetecible.
Y para finalizar, como no, ¡feliz finde!
Noooo. Valor habéis tenido de subir andando a Los Rebites a esas horas, con lo que estaba cayendo. Entre lo buenas que están las cerezas y los cuerpos Danone que se os van a poner si vais a estar felices, sí :-D
EliminarY sí, lo de que en Medellín la temperatura media sea 23º y (ya lo he buscado) con máximas de 28º y mínimas de 17º, debe ser un lujo que no puedo ni imaginar.
¡Qué envidia!
jeje... Eso quisieramos nosotros..."Cuerpos Danone".
EliminarLo cierto es que, a pesar de lo insoportable de la temperatura, llegamos y muy bien, pues hicimos el mismo tiempo que en bajada, con la diferencia de que ya no eran las 10 ded la mañana, sino la 1 de la tarde; que ya no era cuesta abajo y llano, sino llano y cuesta arriba; y que yo, que galantemente me cargué con toda la compra, en lugar de regresar más ligero, lo hice pesando más... Pero, ya te digo, ubiese sido más fácil coger el bus, pero el hecho de conseguirlo fue motivo de felicidad. Ah!!! y por cierto, tu artilugio para sujetar las asas de las bolsas de la compra es todo un invento. Parece mentira como cosas tan simples pueden facilitar una tarea.