Y nosotros vamos a la cebolla. Os digo desde ya que es el truco del almendruco, total total y enteramente, pero os garantizo que es efectivo 100%.
Nos situamos teniendo un montón de cebollas en una mano y un cuchillo en la otra. La cosa está clara: Cuando cortas o picas cebolla, hagas lo que hagas la secuencia siempre, pero siempre, siempre, acaba siendo ésta:
¿A que sí?. Da igual que pongas la cebolla bajo el grifo (qué desperdicio de agua, por Dios), que mojes el cuchillo antes de cada corte (más desperdicio de agua), que no respires (yo con esa solución gano poco, que tengo la capacidad pulmonar de un trozo de madera). Hagas lo que hagas, siempre, siempre se acaba llorando.
Bueno, yo en casa tengo un truquillo que, como os digo, es cien por cien efectivo, ahora, eso sí, tenéis que dejar de lado el sentido del ridículo, y aplicar la máxima de lo que pasa en la cocina se queda en la cocina.
Sí, sí, reiros... Pero probadlo, que ya me lo agradeceréis
♥ ♥ ♥
:) ...jajaja... Y luego tu hijo buscando sus gafas para ir a la piscina.
ResponderEliminarLo cierto es que además de divertido, el remedio hay que reconocer que es efectivo, asi que, a todo aquel que llora con la cebolla le va a venir de escándalo.
Tengo que decir en mi favor que, por la razón que sea, a mi no me ha pasado eso casi nunca. Muy dura ha tenido que ser la cebolla que me ha hecho llorar...En cambio, por un sinfín de cosas se me escapa una lágrima y para esas cosas las gafas no valen.
jejeje. Eso es porque aguantas muy bien la respiración.
EliminarPero si lo llego a saber te llamo cada vez que me toca hacer un sofrito... que sé que a ti no te da pereza lo de cortar en trocitos para la preparación (envidia me das, que es de lo más latazo de la cocina).