Si seguisteis el desarrollo de los comentarios ya sabéis que finalmente me dieron a Christopher, que de ser el jerbo en el trastero había pasado a ser el jerbo en el salón, en su inmensa caja-castillo. Y siendo ya Christopher oficialmente mi jerbillo, me enteré, por todos los foros y otras páginas que hablan de estos simpáticos roedores, que los jerbos de Mongolia son animales muy gregarios, que no son felices solos y que es, no ya recomendable, sino casi de obligado cumplimiento, tener al menos una pareja. Así que sin pensarlo más me fui de exploración por las tiendas de animales para buscarle un compañero a Chris, que fuera macho, que tampoco está una para dedicarse a la cría, a ver si he vivido 55 años sin querer tener animales en casa y ahora me voy a despendolar...
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viernes, 20 de septiembre de 2013
Dos jerbos en el salón
Supongo que recordaréis que en julio os conté que teníamos un jerbo en el trastero y que poco tiempo después os pedí opiniones sobre tener o no tener animales en casa, aunque como casi todos dedujisteis muy acertadamente, lo que estaba buscando era un empujoncito para tomar una decisión que, aunque conscientemente no lo supiera, ya estaba tomada.
Si seguisteis el desarrollo de los comentarios ya sabéis que finalmente me dieron a Christopher, que de ser el jerbo en el trastero había pasado a ser el jerbo en el salón, en su inmensa caja-castillo. Y siendo ya Christopher oficialmente mi jerbillo, me enteré, por todos los foros y otras páginas que hablan de estos simpáticos roedores, que los jerbos de Mongolia son animales muy gregarios, que no son felices solos y que es, no ya recomendable, sino casi de obligado cumplimiento, tener al menos una pareja. Así que sin pensarlo más me fui de exploración por las tiendas de animales para buscarle un compañero a Chris, que fuera macho, que tampoco está una para dedicarse a la cría, a ver si he vivido 55 años sin querer tener animales en casa y ahora me voy a despendolar...
Si seguisteis el desarrollo de los comentarios ya sabéis que finalmente me dieron a Christopher, que de ser el jerbo en el trastero había pasado a ser el jerbo en el salón, en su inmensa caja-castillo. Y siendo ya Christopher oficialmente mi jerbillo, me enteré, por todos los foros y otras páginas que hablan de estos simpáticos roedores, que los jerbos de Mongolia son animales muy gregarios, que no son felices solos y que es, no ya recomendable, sino casi de obligado cumplimiento, tener al menos una pareja. Así que sin pensarlo más me fui de exploración por las tiendas de animales para buscarle un compañero a Chris, que fuera macho, que tampoco está una para dedicarse a la cría, a ver si he vivido 55 años sin querer tener animales en casa y ahora me voy a despendolar...
jueves, 25 de julio de 2013
Necesito opiniones sobre tener o no tener animales en casa
Os conté a primeros de mes que teníamos un jerbo en el trastero.
Pues ya no está en el trastero. Resulta que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o, en este caso, que yo estaba de semana de primas en Barcelona, mis hijos, con la excusa de que así era más fácil para cuidarlo, lo subieron a casa. En concreto a la terraza.

Eso sí, me avisaron por whatsapp:
Julia: He trasladado a Christopher Rino a la terraza mientras (tú estás fuera). Por cierto ¿pasará calor en la terraza?. Lo he puesto con las paredes tapándole la luz porque creo que aún hace calor para que le dé de lleno el sol. (Granada. Mediados del mes de julio. Calor es poco)
Yo: En la terraza se va a achicharrar. Mira por internet a qué temperatura debe estar. Y por la noche se va a helar :-(
Julia: Jooo mami, entonces ¿dónde lo meto? Jajaja ya sé donde: En tu cuarto!!! ¿Quieres mami?
Pues ya no está en el trastero. Resulta que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o, en este caso, que yo estaba de semana de primas en Barcelona, mis hijos, con la excusa de que así era más fácil para cuidarlo, lo subieron a casa. En concreto a la terraza.

Julia: He trasladado a Christopher Rino a la terraza mientras (tú estás fuera). Por cierto ¿pasará calor en la terraza?. Lo he puesto con las paredes tapándole la luz porque creo que aún hace calor para que le dé de lleno el sol. (Granada. Mediados del mes de julio. Calor es poco)
Yo: En la terraza se va a achicharrar. Mira por internet a qué temperatura debe estar. Y por la noche se va a helar :-(
Julia: Jooo mami, entonces ¿dónde lo meto? Jajaja ya sé donde: En tu cuarto!!! ¿Quieres mami?
martes, 9 de julio de 2013
Tenemos un jerbo en el trastero
Tengo que confesaros que no me encuentro entre las personas amantes de los animales. La distancia más conveniente a la que me gusta estar de ellos es la que media entre mi sofá y mi tele viendo los reportajes del National Geographic. Bonitos sí son, pero a lo lejos.
De pequeña jamás se me ocurrió pedirle a mis padres que me dejaran tener un animal en casa. Pasé los cursos escolares en los que típicamente se encarga a los críos que cuiden de gusanos de seda, con verdadera ansiedad porque no llegara ese momento. Por suerte no me vi obligada a ello, porque los insectos, en general, provocan en mí toda la escala de sentimientos que va del pavor al asco, estando las cucarachas en un extremo y las moscas en el otro.
Además tengo un mal recuerdo de cuando debía tener cinco o seis años, Unos amigos de mis padres tenían dos perrillos, creo que chihuahuas, uno que era un buenazo y el otro de lo más arisco. Yo quise acariciar al buenazo y me equivoqué de perro y me pegó un señor mordisco en el dedo. Quizás eso explique lo poco que me gustan los animales domésticos.
De pequeña jamás se me ocurrió pedirle a mis padres que me dejaran tener un animal en casa. Pasé los cursos escolares en los que típicamente se encarga a los críos que cuiden de gusanos de seda, con verdadera ansiedad porque no llegara ese momento. Por suerte no me vi obligada a ello, porque los insectos, en general, provocan en mí toda la escala de sentimientos que va del pavor al asco, estando las cucarachas en un extremo y las moscas en el otro.
Además tengo un mal recuerdo de cuando debía tener cinco o seis años, Unos amigos de mis padres tenían dos perrillos, creo que chihuahuas, uno que era un buenazo y el otro de lo más arisco. Yo quise acariciar al buenazo y me equivoqué de perro y me pegó un señor mordisco en el dedo. Quizás eso explique lo poco que me gustan los animales domésticos.
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