A mí, ya sabéis que este tiempo fresquito me encanta. Esos días claros, tras un día de lluvia, que enfilas tu calle con un cielo de un azul que hasta duele mirarlo y esa Sierra Nevada al fondo... Eso no tiene precio.
Puede haber muchos motivos para que te guste más una estación del año que otra, y algunos no tienen nada que ver con la climatología.
Uno de los motivos por los que me gusta el invierno es porque puedo ponerme mi anillo Claddagh sin que me moleste (es que en verano, con el calor, no soporto llevar nada en los dedos).
Para los que os estéis preguntando ¿Y qué diablos es un anillo Claddagh?
Es este anillo:
Cartel en la entrada de Blacoe Jewellers
Si algunas vez viajáis a Irlanda, no dejéis de ir a Galway, una preciosa ciudad situada más o menos a la altura de Dublin, pero en la costa oeste, desde donde os será mucho más sencillo hacer la mayoría de las excursiones turísticas recomendadas cuando se visita el país: Los acantilados de Moher, las islas Aran, la región de Connemara... (te aconsejo que te pases por esta web: Irlanda hay que vivirla)
Galway es una ciudad universitaria, pequeña y preciosa y tiene una joya propia que es conocida en todo el mundo: El anillo Claddagh, que debe su nombre a su origen en la antigua aldea pesquera de Claddagh situada extramuros de la antigua ciudad de Galway.
Viviendas de Claddagh desde el otro lado del Canal de Eglington.
Foto tomada en Galway durante nuestro viaje a Irlanda en 2010
En una mezcla de historia y leyenda, se cuenta que a finales del siglo XVII, un tal Richard Joyce, natural de dicha aldea, estaba enamorado de una bella doncella de mejor posición que la suya y, para conseguir el dinero que le acercaría al estatus social de la bella, se embarcó en un viaje a a las Indias Orientales, con tan mala fortuna que su barco fue atrapado por los moros y él fue hecho prisionero y vendido como esclavo a un orfebre argelino de reconocido prestigio.
En los varios años que pasó de esclavitud, aprendió de su amo el oficio de orfebre y se hizo tan imprescindible a los ojos de éste que, cuando a petición de Guillermo III fueron liberados los prisioneros británicos, el joyero le ofreció grandes riquezas y la mano de su propia hija para mantenerlo a su lado. Sin embargo Joyce rechazó tan generoso ofrecimiento para volver a su aldea natal.
Fue durante esos catorce años cuando el joven diseñó un anillo en recuerdo de su amada. Consiste en dos manos que sostienen un corazón sobre el que descansa una corona y simboliza tanto el amor verdadero como la amistad eterna por las cualidades que tradicionalmente se confieren a estos tres elementos: la amistad (las manos), la lealtad (la corona) y el amor (el corazón).
A la simbología del anillo se le unió con el tiempo un lema englobando los tres elementos del mismo: Que reinen la amistad y el amor. Por eso es tanto un símbolo de amistad como una alianza de bodas (de uso muy común en la zona)
La manera en que se lleve el anillo muestra, según la tradición, el estado "romántico" de la persona que lo porta. Así:
- Si no tienes pareja lo llevarás en la mano derecha con el corazón hacia la punta del dedo, indicando que tu corazón está libre.
- Si estás interesado en alguien, has empezado una relación y por tanto tu corazón no está libre, lo llevarás en la mano derecha pero con el corazón vuelto hacia tu brazo.
- Cuando te comprometas, lo cambiarás de mano a la izquierda, pero con el corazón hacia afuera. Esta disposición del anillo indica un compromiso más fuerte pero no cerrado, por lo que también puede indicar viudedad.
- Al contraer matrimonio o cuando encuentres a esa persona a la que vas a amar para siempre lo llevarás en la mano izquierda con el corazón hacia ti.
Para muchas personas el anillo Claddagh es una sutil manera de dejar ver a los demás si estás o no interesado en ser abordado de manera romántica. Por otro lado, el que un chico regale un anillo Claddagh no significa que esté solicitando una relación inmediata, ya que este anillo también va unido al concepto de tiempo. Tanto el regalo como la aceptación implican que hay una atracción común que puede fortalecerse con el paso del tiempo y que se está dispuesto a conceder ese tiempo.
La popularidad del anillo se extendió al resto del mundo inicialmente debido a la Famine (la gran hambruna) entre 1847-1849 que hizo que muchos irlandeses emigraran con sus escasas pertenencias entre las que inevitablemente se hallaba, ya que formaba a menudo parte de las herencias familiares y pasaba de madres a hijas. Actualmente conoce un nuevo resurgimiento debido a formar parte del entramado de alguna película o serie famosa, como Tenías que ser tú (Leap year) o Buffy cazavampiros, pero en mayor medida gracias a los estudiantes Erasmus, que están popularizando su uso fuera de la influencia irlandesa.
Pero el anillo Claddagh no sólo es una de las tradiciones más románticas en una isla plagada de tradiciones. Es la llave que hace que dos personas sin conocerse de nada puedan establecer una agradable conversación al darse cuenta de que tienen un mismo lugar o una vivencia común. Cuando lo lleves no será una sola vez la que alguien a tu lado exclame: ¡Anda un anillo Claddagh! ¿Has estado en Galway?
Ya sabéis: Si vais a Irlanda no dejéis de visitar Galway que es preciosa y no olvidéis compraros vuestro anillo Claddagh... Y de camino, tomaros una taza de chocolate caliente con minimarshmallows que es placer de dioses ;-)
De hecho, cuando visitamos Irlanda en 2010, el Claddagh fue determinante para organizar nuestro itinerario, ya que yo había tenido uno en mi juventud. Me lo regaló mi prima MariCarmen, aunque no se acuerde de ello, porque, supuestamente, daba suerte para casarse -como tocar la Campana de la Vela el dos de enero, vaya- y, como ella estaba ya en capilla... Pero el anillo nos proporcionó una suerte desigual, así que visto que no me cumplía con lo prometido y por si acaso era más culpa mía que del anillo, se lo pasé a una amiga que andaba tonteando con un chaval -a ella también le "funcionó"- y le perdí la pista. Años después aproveché San Google para investigar sobre un anillo con corazón, corona y manos y dí con su historia y sus orígenes. Desde entonces supe que si alguna vez iba a Irlanda, tenía que ir a Galway a por mi anillo Claddagh.
Thomas Dillon's en el nº 1 de Quay Street es la joyería que fabrica el anillo original -y supuestamente la única que puede ponerle ese sello-, ya que el establecimiento fue fundado en 1750 y desde entonces se dedican a trabajar estos preciosos anillos. En su interior tienen un pequeñísimo pero muy interesante Museo (gratuito) dedicado al anillo y los grandes hitos de la historia de Galway, como la gran hambruna. No podéis perderos la visita al museo y firmar en el Libro de Visitas... Pero como recomendación, no compréis allí el anillo, porque es bastante más cara que otras joyerías.
Seguid bajando por esa calle hacia el Spanish Arch y en la esquina con Quay Lane -la dirección es 1 Quay Lane Galway Co. Galway- encontraréis Claddagh & Celtic Jewellery, que es donde Julia y yo compramos los nuestros.
Una foto frente a Claddagh & Celtic Jewellery para recordar nuestra compra
Además de tenerlos mucho mejor de precio, y ocupar el número cinco en el listado de establecimientos aconsejados por TripAdvisor para realizar compras en Galway con cinco opiniones "excelente" y una "muy buena", el dependiente era un chaval absolutamente encantador, que nos contó toda la historia y tradición del anillo, incluyendo una posible variante dentro del ámbito de la leyenda: Que al regreso el pobre orfebre se encontró con que su enamorada había contraído matrimonio con un comerciante español inmensamente adinerado. Sin embargo el poder del amor y del anillo prevaleció y, a la muerte del comerciante, la viuda se casó por fin con el amor de su juventud y con la herencia posibilitó que se estableciera como un joyero de prestigio.
Aunque podía habernos engatusado para comprar uno de oro, sobre todo al comentarle que yo de joven ponía negra la plata y que por eso no llevaba anillos de ese metal, en lugar de eso nos comentó que si pones la plata negra es por falta de potasio, que comiera plátanos (verdad o mentira no lo sé, pero tengo el anillo como el primer día)
luciendo con orgullo nuestros anillos Claddagh
Si lo habías visto antes pero no sabías nada sobre él, o si no lo conocías y te ha gustado la historia, como vivimos en un mundo global, ya no hace falta viajar hasta Galway para comprarlo. Hay muchas webs que lo venden, tanto en plata como en oro, con su diseño simple y original o adornado con pequeñas piedras preciosas. Personalmente, prefiero el de plata... Y por supuesto, a poder ser, comprarlo en su lugar de origen ;-)
Tal vez un día -de invierno- coincidamos y te pregunte ¡Anda un anillo Claddagh! ¿Has estado en Galway? y tú me respondas ¡Sí, lo conocí en un blog que se llama Feliz Con Poca Cosa! ¿A qué es bonito?
♥ ♥ ♥
Me ha encantado esta entrada!! Dan unas ganas locas de viajar a Irlanda y de comprar un anillo!!!
ResponderEliminar♥♥♥
Me alegro mucho de que te haya gustado.
ResponderEliminarIrlanda es preciosa a reventar y aunque no se necesite otra excusa más que esa para ir, siempre es bueno tener además un objetivo concreto ;-)
Un blog muy interesante!!
ResponderEliminarUn placer conocerte.
Besos, Mª José
Muchas gracias por pasarte por aquí :D
ResponderEliminarUn beso
A ver... La referencia que haces en torno al Anillo Claddagh, como siempre, deja muy claro, el interés que pones por las cosas y por divulgar en este tu medio tanta información interesante.
ResponderEliminarYo estuve en Galway, y no compré el anillo...¡Que pesar!...jejeje... Pero si doy fe, de lo maravilloso que es, no sólo Galway, sino Irlanda prácticamente en su totalidad, incluida su gente, noble y desprendida.
Mi suerte fue dedicarle 15 días a recorrerla en bici, con mi gran amigo Paco Martín. La experiencia fue vital y todo lo que vimos y vivimos, en mi caso, ha quedado marcado como uno de los recuerdos más bonitos de mi vida.
De la soledad entre verdes; turbas; piedras; brumas grises y vientos húmedos de los parajes irlandeses, nacen melodías de Enya o Night Noise, sin necesidad de ningún aparatejo reproductor.
Asomarse a los acantilados de Moher o visitar cualquier castillo de Tipperary o Kilkenny, es algo difícil de superar, a no ser que, además de viajero y aventurero, seas cinéfilo. Si lo eres, entonces, Connemara es el lugar por excelencia; cuna de "Un hombre tranquilo", una de mis pelis favoritas y sin duda un cásico del cine de todos los tiempos.
En Innisfree, en realidad, Cong, en el condado de Connemara, te puedes imaginar sentado junto a Maureen O´Hara y John Wayne mientras degustas una deliciosa pinta de cerveza en el Pub Pat Cohan.
Ufff... ¡Irlanda!, ¡La isla esmeralda!... Sin lugar a dudas, a todo aquel o aquella que haya leido tu entrada y se haya entretenido en con los comentarios, si ha llegado hasta esta línea, se la recomiendo...MERECE LA PENA!
Entre tus palabras y las mías, si queda alguien que no le pique el gusanillo por conocer Irlanda es que es más raro que un perro verde :-D
EliminarYa me hubiera gustado a mí hacer el viaje en bici que vosotros hicisteis, a la aventura total y al calor de las gentes...
Gràcies per les recomanacions. M'has ilustrat molt sobre la història del Claddagh Ring. És possible que em compre un.I com dius, Irlanda te molt d'encant. Merci
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